Lucira, una propuesta con personalidad

marzo 08, 2022


Empiezo este post con una confesión. No soy, o quizás ahora tenga que decir que no era, fan de los menús degustación largos. Principalmente porque no solía llegar al final, a mitad me llenaba y ya no disfrutaba de los últimos platos, y porque siempre había alguna cosa que no me gustaba tanto, pero debo reconocer que Lucira ha cambiado mi opinión. Me gustaron todos y cada uno de los 16 platos de su menú, y aunque sí quedó llena mi panza, llegué hasta el final. Aún sigo flipando con su menú de inauguración. Menos mal que fui, me habría arrepentido de perderme la experiencia. Porque eso fue, una experiencia en muchos sentidos. Los describiré, pero no por orden de importancia, sino por orden cronológico. La propuesta del nuevo Lucira rezuma la personalidad de sus propietarios. Nada más llegar, me gustó el local. Estaba lleno de pequeños detalles en los que María y Samuel estaban totalmente presentes. Lo segundo, su vestimenta, tan personal y diferente como ellos, y ya después llegó el momento gastronómico, un viaje por el mundo a través del paladar. El menú fue como un concierto perfecto, donde todos los instrumentos estaban afinados y sonaban en armonía a la perfección. Con cada plato, procedente de un país diferente, sonaba música acorde a su procedencia. Nada más llegar a tu mesa, entraba por la vista, y cuando te lo llevabas a la boca, la sorpresa ya era total. Qué habrá en esas cabecitas para crear cosas tan maravillosas!!! De momento, hemos conquistado los oídos, la vista y el gusto, pero además hubo tacto. En los seis primeros entrantes no había ni siquiera cubiertos, tocaba comer con las manos. A eso ya nos tenían acostumbrados estos chic@s, a chuparnos los dedos de manera literal, pero esta vez dieron un paso más, hasta hacernos lamer los platos. Como lo oyen, no es una metáfora. De hecho, hubo una mesa de unas señoras que nos miraban como preguntando si sería cierto y los demás también estaban chupando el plato o las estarían vacilando a ellas; pero no, era muy cierto, a lengüetazo limpio. Y así, como diría Lluvia, comensal de la mesa de al lado, la velada transcurrió entre lametones y juegos. Sus propietarios, muy fans de los juegos de mesa y los escape rooms, incluyeron algún que otro entretenimiento en la propuesta. Hubo un momento en que llegó un cofre, con candado incluido. Tras un rato buscando cómo abrirlo, y mirando cómo lo hacían los demás, nos llegó la clave. Una carta con un mensaje "Si a Francia quieres viajar, bajo el mármol negro debes buscar". Y allí estaba la llave, escondida debajo de cada mesa. El menú fue una sorpresa tras otra, desde el ambiente, la música, la presentación de los platos...; hasta, por supuesto, el sabor. Ya he comentado que me gustó todo, pero hay un plato en concreto que no puedo quitarme de la cabeza. Lo llamaron Cristal Marino y eso parecía. Llegó sobre una copa tan transparente como el propio 'cristal' que colocaron encima. Un pedacito de cielo con tantos sabores y matices que sería imposible describirlo con palabras. Sabía a camarones, a manises..., el Pad Thai más original que he probado jamás. No extraña que las dos almas de este proyecto hayan vivido en Tailandia y amen ese lugar. Bravo, chefs, por la reapertura y por entregar tanto de ustedes en cada proyecto. El nuevo Lucira habla a voces de la personalidad de ambos.


















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