Talento, pasión y toques asiáticos

agosto 27, 2023


Hay lugares que te atrapan. A Mikel Asiain le ha pasado al menos dos veces. El primero fue Asia, el gran amor de su vida, donde vivió casi 7 años. Llegó por primera vez recién estrenados los 22  como turista. Allí descubrió a otros jóvenes que vivían y trabajaban en el Sudeste Asiático, y pensó, ¿por qué yo no? Estudió cocina y con 25 años emprendió un viaje hacia lo desconocido. Asia era para ese joven Mikel como un inmenso parque de atracciones muy diferente a todo lo que conocía, con mucho que ofrecer y mucho que aprender. Todas las cosas que le atraen reunidas en un lugar. Además, la filosofía y el modo de vida le atrajeron desde el primer instante. De allí se vino con una maleta cargada de experiencias, sabores y olores que ahora traslada a su cocina en el restaurante 222

El segundo lugar, afortunados nosotros, es Gran Canaria. También vino por primera vez en unas vacaciones. Aquí se sintió bienvenido y feliz, y a los lugares en los que se ha sido dichoso siempre hay que regresar. Asegura que la isla es el único lugar que le recuerda lo feliz que fue en Asia. Tanto, que la primera vez que cogió un avión de vuelta, tras unos días fuera, cuando estaba aterrizando y veía la isla desde el Binter, estaba feliz de volver a casa. Una sensación que no había experimentado antes, y pensó: "Este es el sitio". En la isla se siente cuidado y querido, "La vida es bella aquí", afirma. 

Adora la adrenalina

Alguien que venía del ejército, fue buzo, encontró en la cocina ciertas similitudes entre ambos mundos. No solo por la disciplina y el orden que requieren, sino sobre todo por el trabajo en equipo, que es vital. Algo que le recuerda, y en cierto modo comparte, con la visión que el chef Anthony Bourdain tenía de las cocinas, a las que describía como barcos piratas en pleno abordaje, con cuchillos incluidos. Mikel se considera un nostálgico de esas cocinas antiguas y su modo de trabajar. Para él lo más gratificante es el servicio. Adora esa adrenalina, que cada día sea diferente y que siempre tenga algo que aprender. 

Asegura que más que pasión por la cocina, siempre ha sentido una enorme pasión por comer. Su familia ha tenido mucho que ver. Su hermana y su cuñado tuvieron toda la vida un restaurante hasta la jubilación, y su madre cocinaba para una familia y le enseñó a comer bien, algo por lo que le está muy agradecido. Le cambia la voz cuando recuerda esos platos de su madre: alubias de Tolosa con piparras, ajoarriero con bacalao o alitas de pollo al ajillo son los que le trasladan directamente a su infancia. 

Su origen, procede de un pequeño pueblo a cuatro kilómetros de Pamplona llamado Villava (de donde también es Miguel Indurain, y las raíces que ha ido adquiriendo en los lugares en los que ha vivido, forman parte de sus creaciones culinarias que podemos disfrutar si vamos a visitarle a Patalavaca, en el sur de la isla. 

Debilidad por el curry

Más que un producto favorito, siente debilidad por los encurtidos, la acidez, las grasas y, sobre todo, el picante. Le obsesionan los currys y los estudia a conciencia. Habla de ellos con un absoluto respeto, tanto a sus ingredientes como a su modo de cocinarlos y el orden que hay que respetar para hacerlo correctamente. Un mundo mucho más complejo de lo que pensaba antes de acercarse a ellos. Le inspiran las diferentes culturas, descubrir nuevos ingredientes. En la isla, se enamoró enseguida de los quesos, el almogrote, los mojos y, por supuesto, del pescado local. "La vieja y el cherne, qué alegría", dice.  

En su cocina se respira presión y responsabilidad, pero también buen rollo y compañerismo, a pesar de las altas temperaturas que soportan (lo he podido comprobar), en la mise en place se escucha música que les pone las pilas, y durante el servicio, concentración absoluta. Otras curiosidades sobre él, no soporta los paños de cocina mal doblados ni las líneas rectas ni los números pares en los emplatados. 

Admira a muchos chefs, pero destaca a algunos como Koldo Rodero, del restaurante Rodero; José Luis Espino, de Bevir; Patxi Zumarraga, en el futuro Haramboure, o Pepe Dasi, en el Jim Thompson de Bangkok. Por sus valores, dentro y fuera de la cocina, por su forma de entender la gastronomía, son, asegura, un espejo en el que mirarse. Resalta de ellos su humildad, conocimientos, pasión, compromiso, constancia y sacrificio. 

Dónde le encontrarás

Asegura que no tiene todo el tiempo que quisiera para ir a restaurantes y su lista de sitios que visitar sigue creciendo, pero en los pocos momentos que puede disfrutar de las cocinas de otros compañeros de profesión  podemos encontrarle en Bevir o La Aquarela, que considera sus dos grandes casas. Le encantaba también el antiguo Borneo de Cristina Monge, que pronto abrirá nuevo restaurante, en esta ocasión en la capital de la isla. Fuera de Gran Canaria, destaca Kuoco en Madrid y Goxoa en Tenerife. A la hora de elegir, le gusta visitar restaurantes que hagan cosas opuestas a la suya o donde mezclen culturas y gastronomías. 

Y terminamos con dos recomendaciones de Mikel, dos libros, Confesiones de un chef de Anthony Bourdain y Thai food de David Thompson. 

El cielo mide catorce metros cuadrados y se llama Direkte

febrero 23, 2023


2023 es el año de mis 50. Aunque es en mayo, he decidido ir haciéndome regalos anticipados. Uno de ellos ha sido la cena en Direkte, en Barcelona. Desde que descubrí ese pequeño rincón gastronómico en la serie documental 'En busca del sol' estaba deseando ir y por fin, hace muy poco, se hizo realidad el sueño. La cita no defraudó. Fue, sin duda, una experiencia inolvidable. Como dije en la publicación que hice en redes, "El cielo mide 14 metros cuadrados". Es increíble comprobar cómo en tan poco espacio se puede crear esa magia. En la barra, apenas ocho comensales, y tras ella, hasta cuatro cociner@s a la vez realizando sus elaboraciones en una coreografía perfecta. 

No fue hasta semanas después de hacer la reserva que nos dimos cuenta que habíamos reservado para cenar un 14 de febrero, y eso que nosotros nunca hemos celebrado SanValentín. Aún así, la experiencia es tan diferente que convertiría hasta la jornada más fastidiada en un día especial. 

Cada pequeño plato que te iba llegando era una sorpresa. El menú no está en la web, así que no sabíamos qué íbamos a comer. La idea era ponerse en las manos del chef Arnau Muñío. Ese día no pudimos conocerle, pero está claro que estábamos en buenas manos. 

Nos gustó todo, pero debo reconocer que tengo un preferido, la sopa de fideos de tripa de bacalao con fricandó y yema trufada. Por el sabor de ese caldo, por la textura de esos 'fideos'... aún retengo su sabor en mi memoria y creo que ahí quedará fijado para siempre. 

De los platos dulces, también elijo uno. No sólo porque estaba delicioso, sino porque fue muy divertido ver cómo sacaban ese curioso utensilio para hacer en directo el granizado de leche de almendras que ellos mismos realizan. Un granizado que coronaría una deliciosa mandarina con orégano y dátiles. 

Hay muchos protagonistas en Direkte, desde el espacio, la vajilla, hasta esa cocina abierta que ves tan, pero tan de cerca desde la barra, hasta cada uno de los platos sorpresa que iban saliendo, pero si me quedo con algo, es con sus fondos, con los caldos, simplemente maravillosos. 

Creo que es un restaurante al que ha que ir al menos una vez en la vida, y si es posible mejor dos veces al año. En estaciones inversas, como nos recomendaron. 

Sin más, infinitas gracias al equipo Direkte por hacernos soñar. 
















restaurantes

Lucira, una propuesta con personalidad

marzo 08, 2022


Empiezo este post con una confesión. No soy, o quizás ahora tenga que decir que no era, fan de los menús degustación largos. Principalmente porque no solía llegar al final, a mitad me llenaba y ya no disfrutaba de los últimos platos, y porque siempre había alguna cosa que no me gustaba tanto, pero debo reconocer que Lucira ha cambiado mi opinión. Me gustaron todos y cada uno de los 16 platos de su menú, y aunque sí quedó llena mi panza, llegué hasta el final. Aún sigo flipando con su menú de inauguración. Menos mal que fui, me habría arrepentido de perderme la experiencia. Porque eso fue, una experiencia en muchos sentidos. Los describiré, pero no por orden de importancia, sino por orden cronológico. La propuesta del nuevo Lucira rezuma la personalidad de sus propietarios. Nada más llegar, me gustó el local. Estaba lleno de pequeños detalles en los que María y Samuel estaban totalmente presentes. Lo segundo, su vestimenta, tan personal y diferente como ellos, y ya después llegó el momento gastronómico, un viaje por el mundo a través del paladar. El menú fue como un concierto perfecto, donde todos los instrumentos estaban afinados y sonaban en armonía a la perfección. Con cada plato, procedente de un país diferente, sonaba música acorde a su procedencia. Nada más llegar a tu mesa, entraba por la vista, y cuando te lo llevabas a la boca, la sorpresa ya era total. Qué habrá en esas cabecitas para crear cosas tan maravillosas!!! De momento, hemos conquistado los oídos, la vista y el gusto, pero además hubo tacto. En los seis primeros entrantes no había ni siquiera cubiertos, tocaba comer con las manos. A eso ya nos tenían acostumbrados estos chic@s, a chuparnos los dedos de manera literal, pero esta vez dieron un paso más, hasta hacernos lamer los platos. Como lo oyen, no es una metáfora. De hecho, hubo una mesa de unas señoras que nos miraban como preguntando si sería cierto y los demás también estaban chupando el plato o las estarían vacilando a ellas; pero no, era muy cierto, a lengüetazo limpio. Y así, como diría Lluvia, comensal de la mesa de al lado, la velada transcurrió entre lametones y juegos. Sus propietarios, muy fans de los juegos de mesa y los escape rooms, incluyeron algún que otro entretenimiento en la propuesta. Hubo un momento en que llegó un cofre, con candado incluido. Tras un rato buscando cómo abrirlo, y mirando cómo lo hacían los demás, nos llegó la clave. Una carta con un mensaje "Si a Francia quieres viajar, bajo el mármol negro debes buscar". Y allí estaba la llave, escondida debajo de cada mesa. El menú fue una sorpresa tras otra, desde el ambiente, la música, la presentación de los platos...; hasta, por supuesto, el sabor. Ya he comentado que me gustó todo, pero hay un plato en concreto que no puedo quitarme de la cabeza. Lo llamaron Cristal Marino y eso parecía. Llegó sobre una copa tan transparente como el propio 'cristal' que colocaron encima. Un pedacito de cielo con tantos sabores y matices que sería imposible describirlo con palabras. Sabía a camarones, a manises..., el Pad Thai más original que he probado jamás. No extraña que las dos almas de este proyecto hayan vivido en Tailandia y amen ese lugar. Bravo, chefs, por la reapertura y por entregar tanto de ustedes en cada proyecto. El nuevo Lucira habla a voces de la personalidad de ambos.


















restaurantes

Restaurante Kiki, un lugar para la felicidad

febrero 26, 2022


Encuentran la belleza en lo imperfecto -wabi sabi-, reconstruyen cerámicas rotas uniendo sus grietas con oro y creando una pieza incluso más hermosa -kitsugi- y ven una ocasión tras una crisis -kiki-, una palabra compuesta por dos caracteres: peligro y oportunidad. Una visión de la filosofía nipona que siempre busca algo bueno de situaciones difíciles. Y eso es lo que intentan también, tras una pandemia y mil obstáculos, el que ya se ha convertido en uno de mis restaurantes japoneses favoritos de Tenerife. De ahí su nombre, Kiki. Una palabra con doble juego que saca más de una sonrisa cuando dices dónde vas a cenar. 

En los últimos meses he hecho alguna escapada gastronómica a la isla de enfrente y sin duda Kiki ha sido uno de los restaurantes que más me ha enganchado. Lo tiene todo para convencer. Desde la entrada, con ese atractivo juego de neones, parada casi obligada para un selfie, hasta, como es obvio, su cocina. La felicidad es su objetivo, y lo consiguen. Disparan a todos tus sentidos. El local tiene una estética muy cuidada, tanto en su decoración como en la presentación de los platos. Toda la vajilla vino de Japón y se nota el mimo en cada detalle. Y por supuesto conquistan tu paladar. Cada bocado es una experiencia en sí misma. Tengo guardado en un lugar privilegiado de mi memoria su usuzukuri de salmón y unos niguiris de vieira. Tras una exquisita presentación, con algún que otro efecto para sorprender, siempre predomina el respeto al producto, buscando los mejores ingredientes de cercanía. La carta combina platos clásicos japoneses con otros más divertidos. El lugar está creado para disfrutar y se nota.

El equipo también ha sido elegido con mimo. Algunos vienen del ya desaparecido Kazan. Con él se apagó una estrella, pero ha nacido otra que brilla con luz propia. Berni Gutiérrez y Jorge Villarreal hacen su magia en cocina y el equipo de sala se encarga de asegurarse de que tu felicidad sea completa. Desde aquí agradezco el trato y la experiencia a todo el equipo y un saludo especial a Lolo Crusellas por atendernos tan bien. Dice que parte del secreto está en el calor humano, y creo que está en lo cierto. 

Si les gusta la comida japonesa y pasan o viven en Tenerife, no olviden visitar esta restaurante en los bajos del hotel Urban Anaga.