El inicio de una aventura

febrero 15, 2016


Hubo un tiempo en el que los miedos me impedían hacer cosas. Hoy, muchos de esos miedos no han desaparecido, pero intento que el deseo pueda más que ellos. Por ejemplo, no me gusta volar pero me apasiona tanto viajar que me guardo el temor donde puedo y me subo al avión. Cuando Patricia, de La casa de la playa, me planteó su proyecto de un viaje a Marruecos narrado por cinco mujeres para la revista de Binter, lo segundo que sentí fue emoción; lo tercero, pensar en el vuelo, y lo primero, decir que sí. Hasta el día antes estuve en poder de los nervios, pero los viajes forman parte de las mejores experiencias y de los mejores recuerdos de mi vida. Sin ellos, digamos que mi existencia sería algo menos interesante. Así que conviví con el temor en mi cabeza hasta que llegó el día del vuelo. Me acosté con un pinchazo en el pecho, el estómago y la garganta y con la misma sensación me desperté al día siguiente. Me preparé y bajé con la maleta y mi nudo en el estómago. Tras unos minutos, llegaba Mercedes a recogerme y poco a poco el nudo se iba deshaciendo. Tras dos paradas más, una para recoger a María y otra a Ana Lola, tomamos rumbo al aeropuerto, donde nos encontrábamos con Patri. Gracias a su idea, siempre le estaré agradecida por pensar en mí y por elegir unas compañeras de viaje tan especiales, ahora tengo más recuerdos hermosos para toda mi vida. Mercedes, pobrecita, se perdió parte del viaje por un problema en el ojo, pero incluso de una situación así puedes sacar un grato recuerdo. El del mimo con el que la cuidaron en el riad en el que nos alojábamos, el médico que la atendió... y sobre todo el de su fuerza. Que aun con el ojo hinchado posó para las fotos con esa luz tan especial que la caracteriza y hasta nos trajo un regalito de su paseo al médico. Ella mal y pensando en nosotras. Así es Mercedes Ortega. A María Mía no la conocía más allá de sus diseños, pero conectamos bien a la primera. Un gran descubrimiento, el de su amistad, que también me llevo de este viaje. A Patricia González Cámpora, la artífice de este idea y mujer emprendedora como pocas, la conozco de hace tiempo y siempre ha sido alguien especial en mi vida. De esas que te dan aliento, que te llenan de energía y te animan a sacar lo mejor de ti misma. Algo que también logra en sus fotografías. Sus retratos captan el alma de cada persona que se expone a su cámara y a su mirada. A Ana Lola la conocí hace un tiempo gracias al post que hice de su bed and breakfast en Vegueta. Desde entonces, también se ha convertido en una de esas personas que agredeces tener cerca. Tan fuerte, entusiasta y sensible. Ya conocen a mis compañeras de viaje. En el próximo post nos adentramos en Marrakech.






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1 comentarios

  1. La verdad es que este viaje tiene muy buena pinta y con esas compañeras seguro que fue una experiencia para recordar ;)
    Bsts y feliz día

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