Hace unos días fui a una charla sobre fotografía culinaria en The House y debo reconocer que nunca me había planteado el enorme trabajo que hay detrás de cada buena foto. Yo, que soy más de disparar casi sin pensar, me sorprendí con la minuciosa elección de cada detalle que realiza Fátima Gómez antes de dar al botón de disparo. Busca inspiración, elige con mimo el menaje, la luz -siempre natural-, los colores, el plano... dando forma a un todo, a una fotografía, que te seduce a primera vista. Además de fotógrafa, Fátima es estilista gastronómica y directora de arte y, sin duda, tiene una sensibilidad especial. Dice que entiende la fotografía culinaria como una manera de transmitir sentimientos y emociones. Cada una de sus instantáneas, asegura, encierra una historia propia. Cuando se enfrenta al proceso creativo de la fotografía se siente como un compositor creando su melodía. El mejor testador es su hermano, al que envía la foto nada más hacerla. Si le despierta el apetito, sabe que la imagen funciona. Ya me contarán si les ha entrado hambre.
Si medimos lo que nos importa en base al tiempo que le dedicamos, creo que comer, dormir, viajar, hacer fotos y estar con las personas que quiero se llevan la palma. En este espacio habrá un poquito de todas las cosas que amo, incluida por supuesto, la ciudad en la que vivo. Una vez un amigo me dijo que hablaba de Las Palmas de Gran Canaria como si viviera en Florencia. Puede ser, adoro el lugar en el que me ha tocado vivir, y cuando yo amo, se me nota.
2 comentarios
Conmigo la q mejor funciona es la de la pizza!!
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