Diseñada en 1964 por Bruno Murani sigue siendo el objeto de deseo de muchos, incluida yo misma, casi medio siglo después. La exquisita sencillez de esta lámpara de tela me tiene cautivada.
Si medimos lo que nos importa en base al tiempo que le dedicamos, creo que comer, dormir, viajar, hacer fotos y estar con las personas que quiero se llevan la palma. En este espacio habrá un poquito de todas las cosas que amo, incluida por supuesto, la ciudad en la que vivo. Una vez un amigo me dijo que hablaba de Las Palmas de Gran Canaria como si viviera en Florencia. Puede ser, adoro el lugar en el que me ha tocado vivir, y cuando yo amo, se me nota.
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