Este ático es el mejor ejemplo de que lo importante en un gran proyecto no son los metros cuadrados sino el buen gusto, y de eso le sobra a Miguel Carrasco. La luz del piso le enamoró, y la sensación de espacio, a pesar de sus reducidas dimensiones, terminó de convencerle. Menos es más, ese ha sido su lema para afrontar la decoración de este piso y el resultado ha sido realmente espectacular: 60 metros cuadrados de encanto en plena calle Pérez Galdós.


El toque personal del interiorista, con piezas singulares traídas desde diferentes lugares, se nota en cada rincón.


Mirando el salón comprobamos la sensación de espacio que convenció a Miguel y en el plano corto de nuevo una Bourgie, en este caso dorada (ay, si la pilla mi amiga Patri).


A la cocina, toda blanca, no le falta detalle. Desde una nevera retro Smeg, que me encanta, hasta una mini librería. Un lugar insólito para guardar libros, pero sin duda, las normas están para romperlas y el resultado de esta casa sorprende.

Algunos muebles y piezas de la casa son auténticas joyas.

Y el broche de oro de este estupendo ático, la terraza. No sé a ustedes, pero a mí me ha enamorado. Lo quiero, lo quiero, lo quiero... que me lo deje tal cual está.