Conocí este lugar haciendo una de las cosas que más me gustan: leer Habitania. La sección se titula ‘Quiero estar aquí’ y fue justo eso lo que yo pensé. Meses más tarde estaba en Begur y en ese encantador hotel. Hanoi es más que un alojamiento es toda una experiencia. Su decoración tranquila y acogedora me cautivó. Su dueño contó con la ayuda de la propietaria de la ya desaparecida tienda madrileña Wood 29 que por esa época, desconozco si todavía, regentaba un restaurante en la zona. Allí la conocí y para mí que por esa época  que ya comenzaba mi pasión por el diseño interior fue todo un acontecimiento a recordar. Sólo lamento que las fotos no reflejen la auténtica belleza del lugar. O mejor, así se animan a visitarlo.

Cada rincón de este pequeño hotel es precioso y encantador. Sencillo, natural y a la vez exquisito.

Cada mueble, cada objeto me encanta. Si fuera una tienda a domicilio pediría que me lo llevaran todo a casa. Todo, sin excepción.

Rincón del delicioso patio en el que los huéspedes tienen la ocasión de tomar un espléndido desayuno cada  mañana. Sin duda, un buen modo de comenzar el día. Mi habitación tenía vistas a este lugar y era genial.

El recorrido hasta las habitaciones se realiza pisando un precioso suelo hidraúlico que acaba en un enorme ventanal que inunda de una cálida luz todo el pasillo. Si tienen oportunidad visítenlo.