La buena mano de Aurelia se nota en todo lo que hace. En la decoración de su tienda (que ella ideó de principio a fin) y, por supuesto, en sus diseños. De hecho en el momento en que realicé las fotos había una novia probándose un precioso vestido (no lo muestro para no desvelar el secreto mejor guardado, pero confíen en mí, era una belleza). Sin duda esta diseñadora canaria está tocada por ese don que muchos persiguen y que logra transformar en bello todo lo que roza. Quizás por eso decidió convertir el lugar en el que habitan los sueños, el dormitorio, en el mobiliario de su tienda. Lo adquirió completo: butacones, comodín, silla e, incluso, las mesillas de noche y un armario del que utilizó las puertas para fabricar un biombo. El resultado no pudo ser mejor. El espacio tiene alma y transmite la sensibilidad de su creadora.
                                   

El precioso papel pintado, en coordinación con el color de las cortinas de los probadores, aporta un toque sobrio y elegante a esta zona de la tienda. La silla se tapizó con estampados de la casa Aurelia Gil.
Los muebles antiguos se actualizaron lacándolos en blanco con aplicaciones de plata. Obra de la restauradora Sara Bosch.


Aurelia decidió también dar otro aire a esta vitrina castellana que transformó en un expositor acristalado para complementos. Un mueble que se integra perfectamente con el resto de piezas y con el espacio.

Los muebles, todos en blanco, hacen que sean los diseños y los objetos los que cobren vida y aporten el toque de color.

Y la foto de lo que nunca vemos, el lugar en el que surgen las ideas. El taller de la artista.


La tienda, además, está situada en una de mis calles preferidas. Pérez Galdós no sólo aglutina algunos de mis showrooms favoritos, sino que además está repleto de restaurantes y cafeterías en las que disfrutar de una deliciosa jornada de tiendas.

La belleza que se esconde tras los detalles es el mejor modo de despedirnos hasta pronto de Aurelia, alguien que traslada su sello a todo lo que hace.