Siento especial atracción por los lugares en los que nacen las ideas. Por eso es un placer para mí visitar los talleres de los diseñadores que admiro. Hoy les hablaré del espacio de trabajo de Aurelia Gil. Licenciada en Bellas Artes y diseñadora de moda, su showroom está repleto de telas, encajes, cremalleras, bocetos, colores e inspiración. Asegura que cada vez que ve un espacio, lo imagina ya decorado. Y eso le pasó con este pequeño patio interior de una vivienda que convirtió en este taller inundado de luz. Para ello lo techó todo de cristal y el efecto es maravilloso. Dan ganas de trabajar en él. Un espacio repleto de cosas pero en el que todas tienen su sentido. Pone solo lo que necesita, lo que usa. De hecho hay pocos objetos meramente decorativos, salvo los carteles de películas. Todo empezó con la primera, que ya estaba en el piso, de El Gran Dictador, y luego, gran amante del cine, siguió aumentando la colección con más láminas que compró en el rastro de Madrid. Pasamos ya a ver este lugar que seguramente irá cambiando, porque, como dice Aurelia, los espacios están vivos y te van hablando.