Mi primer amor

junio 11, 2011

Esta casa es posiblemente una de las razones de mi pasión por la decoración. Fui testigo de su nacimiento junto a su dueña (mi amiga). La visité por primera vez cuando aún era cemento y ladrillos, la vi crecer sobre plano y disfruté comprobando cómo el proyecto se hacía realidad hasta convertirse en el piso de ciudad más bonito que había visto hasta entonces.
El amor con el que se eligió y decidió cada detalle, cada rincón, despertó algo en mí que no ha dejado de crecer hasta hoy.
Un rincón que me encanta, un pequeño oasis en un piso de ochenta metros cuadrados. 
Un auténtico tesoro escondido en el armario de la cocina. Su pasión por Japón y especialmente por su cerámica se nota en esta casa. Es todo un lujo que te inviten a cenar.
Una entrada con mucho encanto. El cuadro que domina el espacio se adquirió en Perdomo 7.
Y de nuevo viajamos a Asia. Esta vez a través de las instantáneas de Leo, un fotógrafo amigo de la pareja.
La historia de esta silla es curiosa. Estaba en la antigua casa de los padres de mi amiga. Ella la rescató en la mudanza y con el tiempo descubrimos que se tratra de una silla paridera. Algo incómoda, puede, pero muy decorativa. A mí me encanta.

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3 comentarios

  1. Enhorabuena por tu blog y por haber iniciado esta aventura!! Ya tienes una seguidora que comparte tu amor por las casas bonitas. Besos, Patricia

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  2. Una casa encantadora. La dueña tambien.

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  3. De incomoda nada, en un parto natural una de estas sillas es lo mas comodo y util que te puedas encontrar.

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